Están sin agua, a oscuras y asediados por el hampaLos vecinos del callejón San Rafael de La Línea ven correr el agua por las vías, mientras que de los grifos de sus casas no sale ni una sola gota.
“Ya hemos llamado infinidades de veces a Hidrocapital para que nos resuelva el problema, pero las líneas siempre están ocupadas o no atienden los teléfonos”, expresó Yubirisay Álvarez, afectada.
A raíz de esta situación, las viviendas presentan filtraciones y los bordes de las vías están cediendo, lo que se convierte en un riesgo de derrumbe. “Aquí pasa de todo, pero la gente no se queja, es como si les diera miedo hablar”.
Sostuvo que los vecinos se desesperan porque ya las reservas en tanques y pipotes se están acabando y no se vislumbra una solución. “Si no nos responden, tomaremos acciones de calle para protestar”.
Sin gas y el aseo trabaja a medias
Hace más de 15 días que los camiones que venden las bombonas no han pasado por el sector, y por esta razón los residentes deben pagar hasta Bs. 80 para que alguien les haga el favor de comprarlas en otro lugar. “Van en motos y nos cobran”, destacó una habitante.
Por otro lado, las unidades del aseo urbano brillan por su ausencia, y las pocas veces al mes que se presentan, solo recogen una parte de la basura y dejan el resto tirado, lo que contribuye con la propagación de insectos.
La penumbra reina
Otra de las denuncias es la falta de iluminación desde el Ateneo hasta el final de la calle, situación que da pie a atracos en horas de la noche. “Hace poco le robaron un dineral a mi hermano después de haber hecho un negocio”, enfatizó un vecino que se rehusó a identificarse.
Añadió que muchos residentes y visitantes han sido despojados de sus pertenencias al transitar por la zona. Precisó que los malandros abordan a sus víctimas con armas de fuego.
Por esta razón, los lugareños exigen a Corpoelec pronunciarse y reparar las fallas, y a los cuerpos policiales activar un dispositivo de seguridad.
Sin servicios de salud
La ausencia de médicos en el ambulatorio de la comunidad ha generado caos cuando se presentan emergencias. Marina Romero denunció que no hay quien atienda en el lugar. “En estos días fui con una niña de seis años que no podía respirar y nada que ver, esa es una falla muy grave”.
Expresó su molestia por el cierre del Club de los Abuelos y por el tiempo que ha pasado sin que reparen la cancha. “Aquí parece que hubiesen caído las siete plagas de Egipto”./ac
Por: Herlis Domínguez/Foto: Víctor Useche