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Brasil en alerta por brote de fiebre amarilla

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Se han registrado 47 víctimas

Las autoridades sanitarias brasileñas se mantienen en alerta ante el brote de fiebre amarilla que se ha cobrado 47 víctimas en Minas Gerais, en el sureste del país, y que podría extenderse a regiones próximas donde empiezan a detectarse casos con síntomas de la enfermedad.

El Ministerio de Salud brasileño confirmó hoy que se han detectado 152 casos sospechosos en 26 municipios de áreas rurales del estado de Minas Gerais, el segundo más poblado del país, y que ha enviado más de 700 mil vacunas y un equipo de apoyo a la zona para colaborar en las investigaciones.

Además, el ministerio enviará 350 mil dosis de vacunas al vecino estado de Espírito Santo tras la aparición de dos casos con síntomas de fiebre amarilla registrados en ciudades cercanas a Minas Gerais, que ha declarado la emergencia sanitaria.

El ministro de Salud de Brasil, Ricardo Barros, sostiene que las autoridades están en “alerta” pero que la situación está “bajo control”.

“Tenemos una alerta. La recomendación de la vacunación en 19 estados es permanente y las vacunas están disponibles”, dijo.

El gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel, prometió toda la ayuda de las autoridades para hacer frente al virus.

“La fiebre amarilla es una enfermedad con un alto grado de letalidad. La mejor forma de enfrentarla es la vacunación, que es lo que estamos haciendo masivamente en los municipios donde la enfermedad fue detectada. Tenemos que redoblar los esfuerzos, no ahorrar en recursos ni en tiempo”, aseguró.

Los especialistas distinguen dos tipos de fiebre amarilla que se diferencian por el mosquito transmisor, la silvestre -transmitida por el Haemagogus y el Sabethes, que ataca principalmente a los macacos- y la urbana, que transmite el Aedes Aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña.

El brote de Minas Gerais fue precedido de la muerte de decenas de macacos contaminados con la enfermedad, un fenómeno que prendió la alarma de los expertos y que se ha repetido también en Espírito Santo.

Brasil recomienda un esquema de vacunación con dos dosis, una a los nueve meses y otra a los cuatro años, a nivel general, pero con especial atención en zonas rurales, próximas a áreas boscosas o selváticas.

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