Pasaron a la historia aquellos Corpus en «jueves que relumbraba más que el sol». Con alguna excepción, como en Toledo o en Redondela (Pontevedra), casi todos se celebraron el domingo.
Pero fue -y todavía sigue siendo- una de las fiestas más complejas por la diversidad de personajes que participan. La gran fiesta de la primavera. En ellos quedan restos de antiguos autos sacramentales convertidos en procesiones, danzas, saltos sobre niños, alfombras de flores, desfiles de animales mitológicos y máscaras… En muchos subyace en el fondo la lucha entre la Virtud y el Pecado, con el triunfo final de la primera.
Los Hombres del Musgo. Béjar (Salamanca)
Desfilan seis personajes cubiertos de pies a cabeza con musgo. Se recuerda la toma de la ciudad por los cristianos (en el siglo IX), quienes, disfrazados así, consiguieron acercarse a la puerta «de la Traición» para introducirse en la villa. Desde el XVII hay datos del desfile de estos hombres de musgo en la procesión del Corpus acompañando al Santísimo y a niños de Primera Comunión por las calles durante casi cinco horas.