Belixa Cumana lleva 22 años sometiéndose a diálisis
ELIZABETH FLEURINE
Un ejemplo de lucha, constancia, dedicación y sobre todo ganas de vivir es Belixa Cumana, paciente nefrópata, quien desde hace 22 años viene dando todo de sí, para no rendirse ante una enfermedad terminal.
En conversación con el Diario Avance Belixa, señaló que a los 29 años comenzó a experimentar continuos dolores de cabeza y nauseas, los cuales atribuyó a una molesta jaqueca producida por el estrés de los exámenes universitarios, sin embargo, luego de visitar a un especialista fue diagnosticada con presión arterial alta, enfermedad que no fue tratada por tres años, pese a que los malestares nunca desaparecieron.
“Lamentablemente durante esos tres años me acostumbré a sentirme mal y seguí con mi vida aún sabiendo que algo estaba mal. Cuando se desencadenaron los síntomas y fui trasladada de emergencia al Hospital Victorino Santaella, fue la primera vez en mi vida que escuché la palabra diálisis”.
Mencionó que debido a los años sin tratamiento la presión arterial alta le destrozaron los riñones causándole insuficiencia renal, daño que según los médicos pudo empeorar provocando un infarto o un accidente cerebro vascular si no se hubiera detectado en ese momento.
“Que los médicos me dijeran que tenía que dializarme fue aterrador, me costó mucho aceptar que soy paciente renal, que tengo una enfermedad terminal y que ya no podría seguir llevando una vida normal, el que me tuvieran que colocar un catéter me causó un trauma enorme, me costó mucho aceptar la enfermedad, al punto que tuvieron que internarme en el área psiquiatría del hospital porque tenía crisis fuertes de negación”.
Durante 23 días se negó a dializarse porque pensaba que se iba a morir y al mismo tiempo creía que la situación era algo muy difícil de soportar tanto para ella como para sus familiares y amigos.
“Afortunadamente después de dos meses pude salir de esta etapa de negación y comenzar con las diálisis, de lo contrario mi cuadro de salud hubiese empeorado, porque estaba llegando al punto en el que los zapatos ya no me entraban de tantas toxinas que estaban retenidas en mi cuerpo. Hoy en día le agradezco a Dios que llevo siete años sin tener recaídas y sin tener que ir nuevamente al psiquiatra”.
“Vi a muchos a muchos partir”
“Ver a tantos compañeros morir durante estos 22 años porque no aguantaban las diálisis, ha sido sumamente difícil y triste, porque de inmediato me invade todo tipo de emociones y a veces pienso que seré la próxima, pero siempre trato de mantenerme positiva y con ganas de seguir luchando”, declaró
Al ingresar a la Unidad de Nefrología del HVS eran 31 pacientes, pero que actualmente solo quedan dos. “Duré siete años en la Unidad de Diálisis de San Antonio de Los Altos, cinco años en el Centro Nefrológico de El Barbecho y llevo once años en el HVS”.
“He conocido a muchos jóvenes y adultos con los que me volví muy cercana, nos convertimos en parte de la familia del otro, reímos y lloramos juntos por eso cuando se mueren dejan una gran tristeza y un profundo vacío”.
Subrayó que cuando la crisis económica del país se agudizó y era difícil tener acceso a los medicamentos, su familia y amigos no dejaron de apoyarla, ya que sabían lo importante que era para ella cumplir diariamente con sus tratamientos.
“Económicamente afectó mucho a mi círculo íntimo, porque los medicamentos son costosos y al no poder tener una vida normal las personas con esta patología dependemos mucho de nuestra familia y amigos para salir adelante porque solos no podemos”.
Sus hermanas, amigos y personal médico han sido el pilar fundamental durante estos años para continuar luchando, “ya que la soledad suele afectar enormemente a quienes tienen que cursar esta enfermedad totalmente solos”.
“La unión familiar, el amor y la comprensión es primordial, no solo de los especialistas y de las enfermeras, sino de todas las personas que te rodean, de lo contrario se hace cuesta arriba poder salir adelante, por eso estoy sumamente agradecida con todos los que me han apoyado desde el día uno y lo han seguido haciendo durante estos 22 años”.
Un ejemplo para otros
Sostuvo que pasar por toda esta experiencia la ha convertido en una mujer totalmente diferente, “ahora conozco más sobre la enfermedad renal, porque mi piel cambia de color, es más reseca, además soy más consciente sobre mi alimentación y como debo llevar un estilo de vida saludable. A diferencia de lo que muchos creen, la diálisis sí ayuda y beneficia a los pacientes nefrópatas, gracias a eso es que 22 años después sigo aquí”.
Expresó que quiere ayudar a concientizar a otras personas sobre la enfermedad, ayudar a que acepten su diagnóstico y realizar campañas educativas que ayuden a concientizar a niños, jóvenes, adultos y familias para evitar que cada vez personas más jóvenes padezcan de esta enfermedad.
“Quiero ser un ejemplo y un testimonio para otras personas que pasan por la misma condición que yo. Quiero usar lo que he vivido para ayudar a transformar la vida de otros en algo positivo”. /rp