Pertenece a la Rondalla Venezolana desde hace 36 años
“Carateño”, una mezcla entre caraqueño y tequeños, así se autodefinió el actual primer guitarra de la prestigiosa agrupación La Rondalla Venezolana, Armando Bolaños, un talentoso músico con 40 años de trayectoria artística, 36 de los cuales ha pertenecido a este patrimonio cultural de nuestro país; además, fundó en 1978, junto a un nutrido grupo de amigos, La Rondalla Tequeña.
Se vino a esta ciudad, exactamente a la urbanización Simón Bolívar, cuando contaba con 14 años. “Tuve una infancia normal, me gustaba mucho estudiar pero también amaba y amo la música con todo mi ser. Recuerdo que cuando tenía como 8 años, escuchaba siempre un programa en la radio donde sonaban grandes temas del bolero clásico de Orlando Contreras, Celia Cruz y Tito Rodríguez que me fascinaban, como las repetían insistentemente, me las aprendía”.
Ese hobbie se fusionó con la oportunidad de tener en sus manos por primera vez una guitarra. “Era de la novia de uno de mis hermanos, todas las tardes después de la escuela yo subía 714 escalones en El Valle, para llegar hasta su casa a buscarla, bajar a la mía para practicar con un cuadernito que me compré para aprender de forma autodidacta y volvérsela a subir”.
Con la guataca que traía arraigada, empezó a montar los temas que oía en aquella emisora y que él disfrutaba al máximo.
“Yo solía ser muy curioso e investigativo, por mi cuenta empecé a indagar sobre la música venezolana y su diversidad, me convertí en un recopilador. En la escuela participaba siempre tocando el cuatro en distintas actividades. Una vez que nos mudamos para Los Teques, saqué mi bachillerato por parasistema en el Muñoz Tébar e ingresé en la UCV, yo quería Medicina, pero me tocó Arquitectura, me mantuve hasta el cuarto semestre y después me inscribí en el Cultca, donde finalmente me gradué como TSU en Mercadeo”.
Explicó que en la Central se unió al Orfeón Universitario y empezó a codearse en el Aula Magna con diversos e importantes artistas. Perteneció a su vez a la Coral Filarmónica de Miranda y a la Escuela de Música de Los Teques, donde aprendió interesantes cosas con el maestro Juan Bautista Carreño, su tutor.
Propagando tradición
“A un grupo de amigos y a mí nos gustaba bastante la famosa Rondalla Venezolana por su estilo inconfundible. Comenzamos a serenatear con mucha fuerza en cada espacio de Los Teques de forma gratuita, pero luego nos surgió la idea de conformar una agrupación que emulara un poco la excelencia de ese grupo al que admirábamos, así decidimos crear La Rondalla Tequeña. En el argot musical, rondalla se refiere a una agrupación de voces acompañadas netamente por instrumentos de cuerda. Debutamos en la Casa de la Cultura y causamos furor porque éramos muy jóvenes, hoy aún estamos vigentes y somos Patrimonio de Miranda desde hace 25 años”.
Entre una y otra cosa, por azares del destino, el trabajo que ellos venían realizando en nuestra ciudad llegó a oídos de Álvaro Durán, y a su vez de Luis Arismendi, fundador de la emblemática agrupación venezolana. Tras escuchar el producto quedaron encantados, y al presentarse una oportunidad en la que el primer guitarra del grupo debió hacer una pausa, le propusieron a Armando hacer la suplencia correspondiente.
“Me pusieron a prueba, afortunadamente lo superé y debuté profesionalmente junto a ellos en una discoteca de Bello Monte, sin desligarme de mi proyecto en esta hermosa ciudad que tantas satisfacciones me ha brindado. Fue una oportunidad maravillosa para mí, hacer parte de esos grandes que siempre admiré; luego de las suplencias, me dejaron fijo y gracias a eso hoy tengo 36 años trabajando a su lado, recorriendo mi país y parte del mundo haciendo lo que más me gusta: música”.
Satisfacciones a granel
Desde hace ocho años, Bolaños es considerado Patrimonio Cultural Viviente de la Nación, ha cosechado múltiples premiaciones a nivel nacional e internacional, a título personal es el tercero en nuestro país con mayor cantidad de producciones discográficas en las que ha participado. “He grabado más de 72 discos, me anteceden Simón Díaz y Hugo Blanco en cantidad”.
“Compromiso, responsabilidad y tradición han marcado la pauta en todos nuestros eventos; hemos dejado imborrables huellas por varias generaciones. Puedo decirte con pleno conocimiento que tenemos clientes de clientes, he tocado en la celebración del nacimiento de una nena, luego en su bautizo, primera comunión y quince años, luego en el matrimonio de ella misma y hasta en el nacimiento de su hija; eso es gratificante”.
Por otra parte, hablando del Armando humano, se describió a sí mismo como un hombre humilde que detesta la petulancia y echonería. “No soy para nada materialista y me gusta compartir todo lo aprendido. Padre de cuatro maravillosos hijos, aunque uno de ellos partió al cielo, y el orgulloso abuelo de mis dos tesoros; amo a mi familia, estoy casado desde hace 23 años. Todos mis hijos tocan guitarra y cantan de manera natural, no inducida, por hobbie, mas no por profesión”.
Desde sus experiencias, se atrevió a transmitir un alentador mensaje a la juventud de hoy: “Valoren a sus padres, respeten a las personas mayores y luchen por sus sueños, sean consecuentes con sus metas; estudien siempre, valoren las oportunidades. Todo en esta vida es posible si se trabaja duro por ello”./ac/Foto: Alejandra Ávila/