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Un año de impunidad

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Ronald Peñaranda

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Aún no se sabe quién o quiénes mataron al delivery

Tristes, indignados, impotentes y sobre todo desconcertados, se encuentran los familiares de Jefferson José Prato Romero, porque este 18 de enero se cumple un año de su homicidio y aún no hay rastros de su asesino o asesinos.

Aquel fatídico día el joven de 22 años, quien trabajaba en el puesto de comida rápida Los Paisas en la avenida Bicentenario, a la altura de la Comandancia de Polimiranda en Los Teques, salió en una moto a llevar un delivery, concretamente un perro caliente.

Sin embargo, nunca llegó a La Macarena, lugar a donde debía trasladar el pedido, tampoco regresó al negocio ni mucho menos a su casa.

Salió pasadas las 10:00 pm, duró varias horas desaparecido, luego sus compañeros de trabajo y parientes recibieron la noticia de que apareció en la vía La Mariposa, donde habría sufrido un accidente.

Más tarde lo encontraron en el Hospital de Coche (Caracas) donde falleció tras presentar dos impactos de bala.

“En octubre Avance publicó un reportaje sobre este crimen, porque ya habían pasado nueve meses y todavía no existían responsables. Por aquellos días nos llamaron del Cicpc y nos alegramos muchísimo porque creíamos que íbamos a ver una luz al final del túnel”, declaró a este medio de comunicación un hermano de la víctima cuyo nombre nos abstenemos de publicar por razones de seguridad.

Él junto a su mamá se presentaron en la sede del organismo detectivesco en El Paso. Los funcionarios que los atendieron les comunicaron que el caso estaba avanzando y hasta les mostraron muy por “encimita” el expediente.

“Nos precisaron que había sospechosos. Delante de nosotros pasaban página por página el expediente. De lejos yo vi una fotografía de uno de los involucrados, pero no alcancé a detallar la imagen porque los detectives no me lo permitieron”, precisó.

Denuncian peloteo

En el Cicpc además les manifestaron que solo faltaba que el Ministerio Público (MP) emitiera las órdenes de aprehensión por lo que les recomendaron que ejercieran presión ante la Fiscalía para acelerar el proceso y eso fue lo que hicieron durante noviembre y diciembre.”Fueron dos meses de peloteo porque en el Cicpc dicen que sin las órdenes de aprehensión no pueden actuar y la Fiscalía alega que a ellos no les han llegado las actuaciones”.

Subrayó que una hermana de él hizo contacto con Carlos Andrade, secretario de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía de Guaicaipuro. “Como él es inspector del Cicpc y tiene contactos allí le pedimos ayuda. Solo respondió que la policía científica está montada en el caso y de un momento a otro se va a resolver y todo quedó ahí. La verdad es que ya estamos decepcionados, pero no vamos a descansar hasta que la verdad salga flote”.

Un cangrejo

Extraoficialmente se maneja la versión de que en el asesinato estarían incursos dos oficiales de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quienes lo habrían interceptado en la avenida Pedro Russo Ferrer, entre la redoma de El Tambor y la entrada de la urbanización Simón Bolívar.

Aparentemente lo “secuestraron” para robarle la moto y algo salió mal. La moto jamás apareció.En el argot policial se señala con el nombre de cangrejo a los procedimientos que no se resuelven, ya sea por falta de pruebas o por intervención de algún factor que impide que la investigación llegue a su final. La palabra se asocia al caminar hacia atrás del crustáceo.

No superan el dolor

En la familia Prato no se resignan a la pérdida de Jefferson José. Todos los días lo recuerdan y viven atormentados porque no logran hallar el camino de la justicia.

“A todos nos duele. Al que más le pega es a mi papá, que antes no sufría de nada, ahora sufre de la tensión, se la pasa enfermo, todo el tiempo llora”, aseguró el hermano del muchacho fallecido.

Su padre trabaja haciendo viajes en una gandola y los viernes cuando regresa a su hogar “se pone a llorar. Es una forma de desahogarse. Es fuerte lo que estamos pasando”.

Cuando se le preguntó cómo recuerdan al joven, contestó: “Lo recordamos con mucha tristeza. Ese carajito era tranquilo, sano, era de su trabajo a su casa y viceversa. Cuando salía lo hacía con su novia. También se dedicaba a su chamito (su hijo). No merecía morir de esa forma porque no era mala conducta y mucho menos malandro”.

“Sentimos que nadie nos ayuda. Hasta ahora los únicos que nos han tendido la mano son ustedes (Avance) que con sus publicaciones en redes sociales se ha logrado visibilizar que todo está estancado”, remató.

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